Por Michael Ellsberg (Escritor)
Escribo este texto en una computadora que diseño Apple, uno de cuyos fundadores fué
Steve jobs, que abandonó sus estudios universitarios. El programa que usó para
escribirlas es creación de Microsoft, que fundaron Bill Gates y Paul Allen, ninguno de los cuales
terminó sus estudios...
...La academia estadounidense es buena para producir profesionales con título.
Pero no tenemos escasez de abogados ni de médicos, sino de creadores de empleo, y quienes
crean empleo no son profesionales tradicionales sino fundadores de
emprendimientos. Si los emprendimientos son el verdadero motor de la creación de empleo
en los Estados Unidos, una cosa es clara: Nuestro sistema educativo actual actúa
como freno. En los Estados Unidos, ninguna empresa- y por lo tanto, ningún tipo de creación
de empleo- se desarrolla sin que alguien compre algo. Pero la mayoría de los estudiantes
no aprende nada sobre ventas en la Universidad. Lo más probable es que tengan
una materia sobre por qué las ventas (y el capitalismo) son malas.
Por otra parte, muy pocos emprendimientos despegan sin una amplia y dinámica
red de asesores y mentores, posibles clientes, vendedores de calidad y personal
talentoso. No se aprende a crear redes inclinado sobre un escritorio estudiando
para exámenes de multiple choice. Eso es algo que se aprende afuera de las aulas,
hablando cara a cara con otras personas.
Los emprendimientos son una actividad creativa por definición. Nuestras aulas,
sin embargo, atentan contra la creatividad.
Si una persona joven logra conservar suficiente espíritu creativo para fundar una
empresa al recibirse, lo hace a pesar de la educación y no gracias a ésta.
Por último, los emprendedores deben abrazar el fracaso. Pasé los últimos dos años
entrevistando personas que habían abandonado sus estudios y llegado luego a convertirse en
millonarios y multimillonarios.
Todos hablaron con pasión sobre la importancia que habían tenido los fracasos en su camino al
éxito.
Nuestro sistema educativo alienta a los estudiantes a no correr riesgos y a retirarse
ante el primer indicio de fracaso (en la presunción de que todo fracaso va a ser un
punto en contra en el currículum).
Sin duda, si alguien quiere ser médico, abogado o ingeniero, tiene que ir a la universidad. Sin
embargo, más allá de campos como esos, la concentración en la educación superior
como el único camino posible a un empleo estable es un error que exacerban a los
padres, que ven las profesiones clásicas como la mejor vía hacia la seguridad
laboral.
Eso puede haber sido verdad hace 50 años, pero no ahora. En esta economía caótica e
impredecible, hasta los jóvenes que no tienen interés en crear una empresa y que
quieren convertirse en profesionales necesitan aprender las habilidades
empresariales que les permitirán salir adelante.
Texto Extraído de Clarín del Domingo 6 de Noviembre del 2011.
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